TERCER MILENIO

Europa: la tercera vía / el nuevo centro

Tony Blair  y Gerhard Scroeder

Los socialdemócratas gobiernan casi todos los países de la Unión Europea. La socialdemocracia ha hallado nueva aceptación, pero sólo porque, si bien retiene sus antiguos valores, ha emprendido un camino creíble de renovación de sus ideas y modernización de su programa. También porque no sólo persigue la justicia social sino el dinamismo económico y la liberación de la creatividad y de la innovación.

La marca de fábrica de este enfoque  es el "nuevo centro" en Alemania y la "tercera vía" en Inglaterra. Otras socialdemocracias escogen términos diversos, compatibles con sus propias culturas nacionales. Pero si el lenguaje y las instituciones difieren, la motivación es la misma en todas partes. La mayoría de la gente ha abandonado hace mucho la visión del mundo representada por los dogmas de la izquierda y la derecha. Los socialdemócratas deben ser capaces de dirigirse a esa gente.
Los valores de la equidad y justicia social, libertad e igualdad de oportunidades, solidaridad y responsabilidad para con los otros, son intemporales. La socialdemocracia nunca los sacrificará. Darle relevancia a estos valores en el mundo de hoy, requiere políticas realistas y de largo alcance, capaces de enfrentar los retos del siglo
XXI. Modernización significa adaptarse a condiciones que han cambiado objetivamente, y no meramente responder de tal o cual manera a las oscilaciones del electorado.
De la misma manera, necesitamos aplicar nuestras políticas en el interior de un nuevo marco económico, modernizado para un presente donde el gobierno hace todo lo que puede para apoyar a las empresas, pero nunca se cree un substituto de la empresa. La función esencial de los mercados ha de ser complementada y perfeccionada por la acción política, no obstaculizada por ella. Estamos por una economía de mercado, no por una sociedad de mercado.
Compartimos un destino común dentro de la Unión Europea. Enfrentamos los mismos retos: promover el empleo y la prosperidad; ofrecer a cada individuo la oportunidad de realizar su potencial único; reconciliar el progreso material con la sustentabilidad ambiental y con nuestra responsabilidad para con las futuras generaciones; atacar problemas comunes que amenazan la cohesión de la sociedad, como el crimen o las drogas, y hacer de Europa una fuerza más efectiva para el bien en el mundo.
Necesitamos fortalecer nuestras políticas estableciendo cotas para nuestras experiencias en Inglaterra y en Alemania, pero también para las de nuestras contrapartes en Europa y el resto del mundo. Debemos aprender unos de otros y comparar nuestro desempeño con la práctica y la experiencia de otros países. Apelando a ello, invitamos a otros gobiernos socialdemócratas que comparten nuestras miras modernizadoras a unirse con nosotros en esta empresa.


APRENDER DE LA EXPERIENCIA

Aunque nuestros respectivos partidos pueden enorgullecerse de sus logros históricos, hoy debemos desarrollar respuestas viables y realistas a los nuevos retos que confrontan nuestras sociedades y nuestras economías. Esto requiere lealtad a nuestros viejos valores pero también voluntad de cambiar viejos enfoques e instrumentos de política tradicionales. En el pasado, la promoción de la justicia social se confundía a veces con la imposición de la igualdad de egresos. El resultado fue descuidar la importancia de recompensar la responsabilidad y el logro, y la asociación de la socialdemocracia con la conformidad y la mediocridad más que con la celebración de la creatividad, diversidad y excelencia. El trabajo fue cargado así con costos muy altos.
Los medios para alcanzar la justicia social comenzaron a identificarse con altos niveles de gasto público, sin importar lo logrado con éstos ni el impacto de los impuestos requeridos en la competitividad, el empleo y los niveles de vida. Servicios públicos decentes son de importancia vital para los socialdemócratas, pero la conciencia social no puede medirse con el nivel de gasto público. La prueba real para la sociedad es cómo este gasto es efectivamente utilizado y qué tanto hace posible a la gente ayudarse a sí misma.
La creencia de que el Estado debe atender las fallas nocivas del mercado, llevó con demasiada frecuencia a una desproporcionada expansión del alcance gubernamental y de su burocracia asociada. El balance entre lo individual y lo colectivo se distorsionó. Valores importantes para los ciudadanos, como los logros personales y el éxito, el espíritu empresarial, la responsabilidad individual y el espíritu colectivo, fueron con demasiada frecuencia subordinados a salvaguardias sociales universales.
Con demasiada frecuencia también, los derechos fueron elevados por sobre las obligaciones, pero la responsabilidad del individuo para con su familia, vecindario y sociedad, no puede ser descargada sobre el Estado. Si se olvida el concepto de la obligación mutua, el resultado es la decadencia del espíritu comunitario, falta de responsabilidad para con los vecinos y crecimiento del crimen y del vandalismo, y un sistema legal que no se da abasto.

La habilidad de los gobiernos nacionales para afinar la economía con miras a asegurar el crecimiento y el empleo ha sido exagerada. La importancia de la empresa individual y de negocios en la creación de riqueza, subvalorada.
La debilidad de los mercados ha sido exagerada y su fuerza subestimada.

PROGRAMAS NUEVOS
PARA REALIDADES QUE CAMBIARON

Las ideas acerca de qué es la izquierda no deben convertirse en una camisa de fuerza ideológica. La política de la tercera vía y del nuevo centro tiene que ver con la atención a las preocupaciones de gente que vive y lidia sociedades que cambian rápidamente —tanto ganadores como perdedores. En este mundo emergente, la gente quiere políticos que se aproximen a los asuntos que les competen sin prejuicios ideológicos y que, aplicando sus valores y principios, busquen soluciones prácticas a sus problemas a través de políticas honestas, bien construidas y pragmáticas.
Los votantes, que en su vida cotidiana tienen que desplegar iniciativa y capacidad de adaptación de cara al cambio económico y social, esperan lo mismo de sus gobiernos y de sus políticos.
En un mundo de rápida globalización y cambio científico, necesitamos crear condiciones para que los negocios existentes crezcan y se adapten, y nuevos negocios puedan establecerse y prosperar.
Las nuevas tecnologías cambian radicalmente la naturaleza del trabajo e internacionalizan la organización de la producción. Devalúan ciertos conocimientos y hacen obsoletos algunos negocios, pero también crean otros y generan oportunidades vocacionales. La tarea más importante de la modernización es invertir en capital humano: hacer que los individuos y losnegocios sean aptos para la economía del futuro basada en el conocimiento.
Tener el mismo trabajo de por vida es cosa del pasado. Los socialdemócratas deben acomodar las crecientes demandas de flexibilidad y al mismo tiempo mantener estándares sociales mínimos, ayudar a las familias a lidiar con el cambio y abrir oportunidades frescas para aquellos que no pueden mantener el paso.
Enfrentamos un reto creciente: la reconciliación entre nuestra responsabilidad ambiental para con las futuras generaciones y nuestra obligación de procurar progreso material para toda la sociedad. Debemos casar la responsabilidad ambiental con un enfoque moderno, basado en el mercado. En cuanto a protección ambiental, las tecnologías más modernas consumen menos recursos, abren nuevos mercados y crean nuevos empleos.
En proporción con el ingreso nacional, el gasto público ha alcanzado más o menos los límites de lo aceptable. Constreñimientos de “impuesto y gasto” fuerzan la modernización radical del sector público y la reforma de los servicios públicos a lograr un mejor uso del dinero. Él sector público debe servir al ciudadano: no dudamos en promover los conceptos de eficiencia, competencia y alto desempeño.
Los sistemas de seguridad social necesitan adaptarse a los cambios en la esperanza de vida, las estructuras familiares y el papel de la mujer. Los socialdemócratas necesitan encontrar maneras de combatir los cada día más apremiantes problemas del crimen, la desintegración social y el abuso de las drogas.
El crimen es un asunto político vital para los socialdemócratas modernos. Consideramos que la seguridad en las calles debe ser elevada al rango de derecho civil.
La pobreza es aún una preocupación central, especialmente cuando ésta aqueja a familias con hijos. Necesitamos medidas específicas para los más amenazados por la marginación y la exclusión social.
Esto requiere también de un enfoque moderno del gobierno: El Estado no debe imponer, sino conducir. El reto es no controlar excesivamente. Las soluciones a los problemas deben ser conjuntas.
En el interior del sector público, la burocracia debe ser reducida en todos sus niveles; las miras de desempeño y los objetivos, reformados; la calidad del servicio público rigurosamente vigilada y el mal desempeño, desarraigado.
Los socialdemócratas solucionan los problemas donde mejor se puede. Por el momento, algunos pueden ser atacados sólo a escala europea: otros, como la reciente crisis financiera, requieren cada vez más de la cooperación internacional. Pero, como principio general, el poder debe ser mantenido en el más bajo nivel posible.
Para que las nuevas políticas tengan éxito, deben promover una mentalidad emprendedora, un nuevo espíritu empresarial en todos los niveles de la sociedad. Una fuerza de trabajo competente y bien entrenada, afanosa y lista para asumir nuevas responsabilidades; un sistema de seguridad social que abra nuevas oportunidades y aliente la iniciativa, creatividad y presteza para asumir nuevos retos; un clima positivo para la independencia y la iniciativa empresariales. Los negocios en pequeño deben tener mayores facilidades para establecerse y para sobrevivir; queremos una sociedad que celebre a los empresarios exitosos como lo hace con artistas y jugadores de futbol, que valore la creatividad en todas las esferas de la vida.
Nuestros países tienen tradiciones distintas en lo que toca a las negociaciones entre Estado, industria, sindicatos y grupos sociales, pero compartimos la convicción de que los tradicionales conflictos en el centro de trabajo deben ser superados. Esto, sobre todo, significa reavivar un espíritu de comunidad y solidaridad, estrechar el compañerismo y el diálogo entre todos los grupos de la sociedad y desarrollar un nuevo consenso de cambio y reforma. Queremos que todos los grupos sociales compartan nuestro compromiso conjunto con las nuevas direcciones planteadas en esta declaración.
Inmediatamente después de tomar posesión, el nuevo gobierno socialdemócrata alemán reunió a los altos representantes del sector político, la comunidad de negocios y los sindicatos para forjar una alianza para el empleo, la capacitación y la competitividad.
Queremos verdadera participación en el trabajo, que los empleados tengan la oportunidad de compartir las recompensas del éxito con sus empleadores.
Apoyamos a los sindicatos modernos, que protegen a los individuos del comportamiento arbitrario y que trabajan en cooperación con los empleadores para enfrentar el cambio y crear prosperidad de largo plazo.
En Europa —bajo el paraguas de un pacto europeo del empleo—, procuraremos impulsar un diálogo progresivo con los sujetos sociales que apoyan y no obstaculizan el cambio económico necesario.

UNA NUEVA AGENDA ECONÓMICA:
PRIORIZAR LA OFERTA

Nuestra tarea de cara a Europa consiste en enfrentar el reto de la economía global a la vez que mantenemos la cohesión social frente a una incertidumbre real y perceptible. Acrecentar el empleo y expandir las oportunidades de trabajo son las mejores garantías de una sociedad cohesionada.
Han terminado los dos decenios de laissez faire neoliberal. Sin embargo, no debe ocupar su lugar un renacimiento del estilo setentero de confianza en el gasto deficitario y la intervención estatal de mano pesada. Tal enfoque apunta en la dirección equivocada.
Nuestras economías nacionales y nuestras relaciones económicas globales han sufrido profundos cambios. Nuevas condiciones y realidades exigen la reevaluación de las viejas ideas y el desarrollo de nuevos conceptos.
En gran parte de Europa el desempleo es demasiado elevado —y estructural en una alta proporción. Para atender a este reto, los socialdemócratas europeos deben formular e implementar de manera conjunta una “agenda” de izquierda que fortalezca el lado de la oferta y no se encierre en promover sólo el de la demanda.
Nuestra intención es modernizar el Estado de bienestar, no desmantelarlo: seguir nuevas vías de expresión de la solidaridad y la responsabilidad con otros, sin basar la motivación para la actividad económica en el interés personal puro y sin diluir.
Los elementos más importantes de esta aproximación son los siguientes:
Un marco de mercado robusto. Generar competencia de mercado y libre comercio es esencial para estimular productividad y crecimiento. Por tal razón, un marco que permita a las fuerzas del mercado trabajar nsiderable entre el número de vacantes laborales que debe ser cubierto (en el campo de la tecnología de la información y de la comunicación por ejemplo) y el número de aplicantes calificados. Esto significa que la educación no debe ser una oportunidad única: acceso de por vida a la educación y la capacitación representan la mayor seguridad disponible en el mundo moderno.
Entonces, los gobiernos tienen como responsabilidad generar un marco que permita a los individuos aumentar sus calificaciones laborales y realizar su potencial. Esta debe ser ahora una prioridad fundamental para los socialdemócratas.
Los estándares de todos los niveles escolares y para todas las habilidades de los alumnos deben ser elevados. El problema del analfabetismo debe ser atendido. De otra manera, condenamos a los individuos sin conocimiento a vidas de bajos salarios, inseguridad y desempleo.
Queremos que la gente joven tenga la oportunidad de entrar al mundo del trabajo por medio de capacitación vocacional calificada. Junto con los empleadores locales, los sindicatos y otras instancias, debemos asegurar oportunidades de trabajo y educación suficientes para enfrentar los requerimientos del mercado laboral local. En Alemania, el sector político apoya este esfuerzo con un programa de acción inmediata de empleo, que hará posible para 100 000 jóvenes encontrar nuevo trabajo o lugar de capacitación para obtener las calificaciones necesarias. En Inglaterra, el programa de bienestar para el trabajo permitió a 95 000 jóvenes hallar empleo.
Necesitamos reformar la educación posescolar y elevar su calidad. Al mismo tiempo, modernizar la educación y los programas de capacitación para promover la adaptabilidad y la capacidad de encontrar empleo. El gobierno tiene un papel particular, que consiste, por una parte, en proveer de incentivos a los individuos para que éstos ahorren con el propósito de enfrentar los costos del aprendizaje vitalicio; y, por la otra, ensanchar el acceso al conocimiento a través de la promoción de la educación a distancia.
Debemos asegurar que la capacitación represente un papel significativo en nuestras políticas activas de mercado laboral para los desempleados.
Una infraestructura pública moderna y eficiente, incluyendo una base científica sólida, es también característica de una economía generadora de empleos. Es importante asegurar que la composición del gasto público sea dirigida hacia actividades más benéficas para el crecimiento.
Los socialdemócratas deben ser campeones de la pequeña y mediana empresa. El desarrollo de pequeños y medianos negocios prósperos tiene que ser de la mayor prioridad para los socialdemócratas modernos. Aquí descansa el mayor potencial de nuevo crecimiento y empleos en la sociedad del futuro, basada en el conocimiento.
Gente de muy diversas vocaciones está buscando la oportunidad de convertirse en empresaria —individuos con mucho tiempo en el autoempleo, así como aquellos recientemente autoempleados; abogados, expertos en computadoras, médicos, artesanos, consultores de negocios, gente activa en la cultura y los negocios. Estos individuos deben desarrollar iniciativa económica y crear nuevos negocios. Deben ser animados a correr riesgos. Sus cargas deben ser aligeradas. Sus mercados y ambiciones no pueden ser obstaculizados por fronteras.
Los mercados de capital europeos deben ser abiertos para que nuevas firmas y empresarios puedan tener acceso inmediato a los recursos. Pretendemos trabajar juntos para asegurar que las firmas de alta tecnología en expansión, disfruten del mismo acceso a los mercados de capital que sus rivales estadunidenses.
Debemos hacer más fácil para los individuos establecer negocios y para las nuevas compañías crecer, aligerando sus cargas administrativas, exentando a negocios pequeños de regulaciones onerosas y ampliando el acceso a los recursos. Debemos facilitar a los pequeños negocios la contratación de nuevo personal, esto significa disminuir la carga de regulaciones y los costos no salariales.
Los vínculos entre los negocios y la ciencia deben ser estrechados para asegurar más “extensiones” (spin-offs) empresariales de investigación y la promoción de “ramos” (clusters) de nuevas industrias de alta tecnología.
Finanzas públicas sanas deben ser motivo de orgullo para los socialdemócratas. En el pasado, los socialdemócratas fueron asociados con demasiada frecuencia con la idea de que la mejor manera de promover el empleo y el crecimiento es incrementar los préstamos gubernamentales para financiar un gasto público más alto.
No excluimos déficit gubernamentales. Durante las depresiones cíclicas tiene sentido que los estabilizadores automáticos trabajen. Y, estrictamente de acuerdo con la regla de oro, una inversión gubernamental alta puede representar un papel clave en el fortalecimiento del lado-oferta de la economía.
Como quiera, el gasto deficitario no puede ser usado para superar debilidades estructurales de la economía, que obstaculizan un crecimiento más acelerado y un nivel más alto de empleos. Los socialdemócratas tampoco deben tolerar niveles excesivos de deuda pública. Deudas altas representan una carga injusta para las generaciones futuras. Puede tener efectos redistributivos poco bienvenidos. Sobre todo, el dinero gastado en una deuda pública alta no está disponible para otras prioridades, incluyendo mayor inversión en educación, capacitación o infraestructura de transporte.
Del punto de partida de una política orientada a la oferta, es esencial que los niveles de préstamo gubernamental disminuyan.

UNA POLITICA DE MERCADOS
ACTIVA PARA LA IZQUIERDA

El Estado debe convertirse en un agente activo del empleo, no en receptor pasivo de los desastres económicos.
La gente que no tiene experiencia laboral alguna, o que no ha trabajado durante periodos largos, pierde los conocimientos necesarios para competir en el mercado laboral. El desempleo prolongado también daña opciones de vida individuales de otras maneras y dificulta a los individuos participar de lleno en la sociedad.
Un sistema de bienestar que limita la capacidad individual para hallar trabajo debe ser reformado.
Los socialdemócratas modernos quieren transformar la red de seguridad de derechos adquiridos en un trampolín de responsabilidad.
Para nuestras sociedades, el imperativo de la justicia social es más importante que la distribución de transferencias en efectivo. Nuestro objetivo es ensanchar la igualdad de oportunidades, sin importar raza, edad o minusvalía, combatir la exclusión social y asegurar la igualdad de género.
La gente demanda con todo derecho servicios públicos de alta calidad y solidaridad para quienes que la necesitan —pero también equidad para con quienes pagan dichos servicios. Todos los instrumentos de política social deben mejorar las oportunidades de vida, alentar la autoayuda y promover la responsabilidad personal.
Con este objetivo en mente, los sistemas de seguridad social y de seguridad financiera para los ancianos están siendo concienzudamente modernizados en Alemania, adaptándolos a los cambios en la esperanza de vida y los patrones de empleo vitalicio, sin sacrificar el principio de solidaridad. El mismo pensamiento se aplica en la introducción de pensiones de contribución y la reforma de los beneficios por discapacidad en Inglaterra.
Los periodos de desempleo en una economía que ya no ofrece trabajo de por vida, se convierten en una oportunidad de obtener calificaciones y fomentar el desarrollo personal. Empleos de medio tiempo y de bajo salario son mejores que no tener trabajo, pues facilitan la transición del desempleo a la vida laboral.
Nuevas políticas para ofrecer trabajo y capacitación a los desempleados son una prioridad para los socialdemócratas, pero también esperamos que cada uno aproveche la oportunidad ofrecida.
Pero proveer a la gente con los conocimientos y habilidades para entrar a la fuerza de trabajo no es suficiente. Los sistemas de impuestos y de prestaciones sociales deben asegurar el interés de la gente en el trabajo. Un sistema de impuestos y prestaciones modernizado y perfilado es componente significativo de una política de empleos activa y orientada a la. Debemos:
Volver al trabajo productivo para los individuos y las familias. La mayor parte del ingreso debe permanecer en los bolsillos de quienes trabajaron para obtenerlo.
Alentar a los empleadores a ofrecer trabajos de “entrada” al mercado laboral, reduciendo la carga de impuestos y contribuciones a la seguridad social que generan los trabajos de bajo salario. Debemos explorar la posibilidad de reducir la carga de los costos no salariales por medio de impuestos ambientales.
Introducir programas dirigidos específicamente a los desempleados durante periodos largos y otros grupos desprotegidos, para darles la oportunidad de reintegrarse al mercado laboral, bajo el principio de que derechos y responsabilidades van juntos.
Asesorar a todos los beneficiarios de prestaciones sociales, incluyendo a la gente en edad de trabajar que recibe prestaciones por discapacidad, para que conozcan su potencial para obtener ganancias, y reformar los servicios estatales de empleo para ayudar a aquellos capaces de trabajar a hallar el empleo apropiado.
Apoyar la empresa y el establecimiento de negocios propios como una ruta viable para escapar del desempleo. Decisiones de esta naturaleza entrañan riesgos considerables. Debemos apoyar a quienes los asumen, manejándolos con ellos.
La agenda de lado-oferta de la izquierda debe acelerar el cambio estructural. Pero también debe hacer más fácil vivirlo y manejarlo.
Adaptarse al cambio no es fácil, máxime cuando éste ocurre más rápido que nunca y a ello aunamos el impacto de las nuevas tecnologías. El cambio destruye inevitablemente algunos trabajos, pero crea otros.
Sin embargo, puede haber desfases entre pérdida de empleos en un sector y creación de otros en uno distinto. Cualesquiera que sean los beneficios a largo plazo para las economías y los estándares de vida, industrias y comunidades particulares pueden experimentar los costos antes que los beneficios. Así, pues, debemos concentrar nuestros esfuerzos en atenuar problemas localizados de transición. Los efectos dislocatorios del cambio serán mayores en la medida en que se los resista, pero no es bueno pretender que pueden desaparecer por mero deseo.
El ajuste será más fácil, entre más mercados laborales y de producción trabajen apropiadamente. Las barreras para el empleo en sectores de productividad relativamente baja, deben ser disminuidas si los empleados desplazados por el incremento de la productividad —fenómeno éste inherente al cambio estructural— pueden hallar empleo en otra parte. El mercado laboral necesita un sector de bajo salario para ofrecer trabajos de bajo conocimiento.
El sistema de impuestos y prestaciones puede así obtener con creces nuevos ingresos del empleo, y al mismo tiempo ahorrar en pagos de apoyo para los desempleados.

COTAS POLÍTICAS PARA EUROPA

El reto es la definición e implementación de una nueva política socialdemócrata en Europa. No estamos por un solo modelo europeo, menos aún por la transformación de la Unión Europea en un superestado. Somos pro europeos y pro reforma en Europa. La gente apoyará pasos futuros hacia la integración ahí donde ésta tenga valor agregado y pueda ser claramente justificada en el combate al crimen y a la destrucción del ambiente, por ejemplo; en la promoción de metas comunes en políticas sociales y de empleo. Pero al mismo tiempo Europa, necesita urgentemente una reforma: instituciones más eficientes y transparentes, reforma de políticas rebasadas y acción decisiva contra el fraude y el dispendio.
Presentamos nuestras ideas como un bosquejo, no como un programa terminado. La política del nuevo centro y de la tercera vía es ya una realidad en muchos concejos municipales, en políticas nacionales reformadas, en cooperación europea y en nuevas iniciativas internacionales.
Para este fin, los gobiernos alemán e inglés han decidido fijar acuerdos para intercambiar puntos de vista acerca del desarrollo de políticas en un acercamiento más amplio. Proponemos hacer esto de tres maneras:
Primero, habrá una serie de encuentros entre ministros, amén de contactos frecuentes entre el personal más cercano a los funcionarios en cuestión.
Buscaremos discutir con líderes políticos de otros países europeos que deseen llevar adelante con nosotros ideas modernizadoras para la socialdemocracia en sus respectivos contextos nacionales. Comenzaremos con ello ahora mismo.
Estableceremos una red de expertos, pensadores sagaces, foros políticos y encuentros de discusión. Ahí profundizaremos y continuaremos desarrollando los conceptos de nuevo centro y de tercera vía. Esto es prioritario para nosotros.
El objeto de esta declaración es dar ímpetu a la modernización. Invitamos a los socialdemócratas de Europa a no dejar pasar esta oportunidad histórica de renovación. La diversidad de nuestras ideas es nuestro gran bien para el futuro. Nuestras sociedades esperan tejer juntas nuestras diversas experiencias en un nuevo programa coherente.
Construyamos juntos el éxito de la socialdemocracia en el nuevo siglo. Que la política de la tercera vía y del nuevo centro sea la nueva esperanza de Europa.